sábado, 5 de agosto de 2017

CORONEL FAWCETT: EN BUSCA DE LA CIUDAD PERDIDA "Z". LA TRÁGICA EXPEDICIÓN DE 1925

El expedicionario inglés, coronel Percival Harrison Fawcett, miembro de la Real Sociedad Geográfica, se aventuró en la peligrosa selva sudamericana desde 1906 hasta 1925, en busca de una antigua ciudad que él llamaba Z, y cuya existencia, los aventureros europeos llevaban siglos intentando demostrar.

El coronel Fawcett, convertido en un experto topógrafo, miembro de la Real Sociedad geográfica, casado y con un hijo, recibe en 1906, la propuesta de trabajar en la delimitación de las fronteras de Bolivia pues, los límites entre dicho país y Brasil estaban en disputa, y se recurrió a la Real Sociedad geográfica como entidad imparcial para que trazara las fronteras. Los primeros viajes de Fawcett se centraron en este objetivo geográfico.


 Ciudades perdidas en el Amazonas
Las exploraciones del coronel Percy Fawcett, en la selva sudamericana entre los años de 1906 a 1025, fueron documentadas por el menor de sus hijos, Brian Fawcett, que reunió los cuadernos de notas, ensayos y cartas de su padre, en un libro titulado “Exploration Fawcett”, dónde se narran las peripecias y anécdotas del militar en la selva inexplorada.

Fawcett no aclara en qué momento empezó a interesarse por las leyendas sobre ciudades perdidas en las selvas brasileñas. Se mostraba siempre ocupado con las exigencias del trabajo topográfico que le fueron encomendadas, y sólo cuando prácticamente hubo terminado su labor, sintió que había llegado el momento de entregarse a la pasión que siempre había sentido por la arqueológica.

Se afirma que el coronel Fawcett, así como muchos ingleses cultos de la época, se interesó por la teosofía, movimiento esotérico fundado en Nueva York 1875, e impulsado por la ocultista rusa Helena Blavatsky, que ofrecía una versión sorprendente del pasado remoto de la Humanidad, que incluía la existencia de civilizaciones primigenias desaparecidas, como la Atlántida.

Fawcett y el Manuscrito 512
La otra prueba que lo convenció de la existencia de ciudades perdidas en el amazonas fue un documento que actualmente se conserva en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro: el Manuscrito 512. El texto, cuyo título real es “Relación histórica de una oculta y gran población antiquísima, sin moradores, que se descubrió en el año de 1753”, es un informe dirigido al virrey por parte del jefe de una expedición de “bandeirantes” portugueses.


El texto comienza explicando que la partida llevaba 10 años recorriendo la región de “sertão”, los grandes territorios inexplorados del interior, y que después de un larguísimo viaje descubrirían una cordillera de montes tan alta que parecía que llegaban a el cielo, envuelta en brumas o niebla y cerca de allí, el equipo divisó una gran población que por su tamaño, pensaron que sería alguna ciudad de la corte de Brasil.

Alentado por la noticia del hallazgo de la ciudad perdida de los incas 1911, solo dos años antes por el explorador norteamericano, Hiram Bingham, el coronel explorador creía a pies juntillas en la veracidad de lo narrado en el Manuscrito 512. Durante sus expediciones había recopilado relatos de nativos, caucheros y hacendados acerca de ruinas misteriosas y ciudades abandonadas.



El fracaso de la expedición de 1921 causó al coronel Fawcett cierta desazón y que escribiría en su diaro: "Después de la expedición al Gongogi, dudé por un tiempo de la existencia de ciudades antiguas, pero tiempo después contemplé unos restos, que demostraban la veracidad de, como mínimo, una parte de los informes. Aún existe la posibilidad que la ciudad “Z”, resulten ser los restos de la antigua ciudad descubierta por la bandeira de 1753".  

Ultimo viaje
En 1925, tras conseguir el  financiamiento suficiente, el coronel Percival Fawcett pudo emprender  su expedición definitiva. Consciente de lo peligroso de la empresa que estaba a punto de iniciar, advirtió a todos: “no manden a nadie en mi búsqueda, ya que si no logro regresar, nadie lo conseguirá y todos morirán en el intento”.

La expedición Fawcett partió desde la ciudad de Corumbá un 20 de abril de 1925,  estaba integrada por el coronel Fawcett, su Jack, el dr. Reilig, dos arrieros, 2 caballos, ocho mulas y dos perros bravos.  Luego varios días de marcha por la selva, donde fueron prácticamente devorados por los insectos llegaron muy naltrechos a la estancia de su amigo, Hermenegildo  Galvao. Luego de un corto descanso, el coronel Fawcett y su grupo continuó la marcha hasta  el puesto de Bakairi, para continuar luego hasta el campamento Caballo muerto.
El 20 de mayo, en una carta firmada en Puesto Bacairí (Mato Grosso), el coronel Fawcett relata el encuentro con un tal "jefe indio Roberto" quien  le confirma la existencia de las ciudades.




La última carta está fechada el 29 de mayo de 1925. En ella Fawcett se muestra preocupado por  dr. Reileigh, quien tiene una pierna vendada, pero se niega a regresar.
Despide a los arrieros con quienes envía las cartas y se interna en la selva junto con su hijo Jack, y Reileigh.

Desde entonces hasta nuestros días, la expedición emprendida por Fawcett y lo que les ocurrió, es todo un misterio. Su recomendación de no enviar a nadie en su búsqueda cayó en saco roto. Cerca de cien personas perdieron la vida de entre todas las expediciones que han seguido los pasos de Fawcett. “No manden a nadie en mi búsqueda, ya que si no logro regresar, nadie lo conseguirá y todos morirán en el intento”, más que simples palabras, fueron severas premoniciones.


lunes, 31 de julio de 2017

NO HAY EVIDENCIAS QUE SANTIAGO CAPITAL DE CHILE, SE CONSTRUYERA SOBRE IMPORTANTE CIUDADELA INCA

En el año 2012 los investigadores chilenos, Rubén Stehberg y Gonzalo Sotomayor, afirmaron que mucho antes de la llegada de Pedro de Valdivia en 1540, al valle del Mapocho y antes de la fundación de Santiago del extremo, existía un importante centro administrativo del Imperio del Tawantinsuyo.



Según el arqueólogo Stehberg, esto se pudo comprobar con las excavaciones que se hicieron en la plaza principal de la capital chilena, así como en el subsuelo del edificio que ocupa actualmente el Museo Histórico, donde se encontraron solo algunos vestigios de lo que parecen muros y cerámica incaica.

Según las crónicas españolas, la presencia inca en los territorios del sur del Imperio, llamado Collasuyo, fue relativamente breve, aproximadamente unos sesenta años, ubicando sus principales asentamientos  a lo largo de los vales que forman los ríos Aconcagua, Mapocho y Maipo.


PEDRO DE VALDIVIA LLEGA AL MAPOCHO
Según el relato del cronista español, Padre Diego de Rosales, a su llegada al valle del Mapocho, Pedro Valdivia se habría encontrado “con una ciudad en pleno funcionamiento, con plaza, edificios públicos, viviendas, depósitos y acequias”.
Sin embargo, el relato que hizo el historiador Jerónimo de Vivar, quien acompañó al conquistador Valdivia, acerca de la fundación de Santiago del extremo dice todo lo contrario. Vivar afirma que la ciudad se fundó en un lugar desolado.


Fundación de Santiago (1541)

El arqueólogo Rúben Stehberg, se basa en la recién descubierta crónica del Padre Rosales, para afirmar que la ciudad de Santiago, se fundó sobre un importante asentamiento administrativo inca. El arqueólogo también afirma que el “Santiago Incaico”, contaba con una red caminos que le permitió fortalecer su dominio en el valle.
Lo cierto es que la evidencia presentada por Rúben Stehberg, es muy escasa e insuficiente para demostrar que la ciudad de Santiago, se levantó sobre los cimientos de un centro administrativo de relevancia.





La arquitectura inca fue sobresaliente y se caracterizó por ser monumental. Construyeron palacios y templos, grandiosas fortalezas, urbes, andenerías, puentes, caminos, en lugares que consideraron de suma importancia.
Los incas siempre utilizaron en sus obras fundamentalmente la piedra en la sierra y el adobe en la costa. Empleaban grandes bloques de piedra que le daba solidez y simetría en sus  imponentes construcciones.  

Sin embargo, aunque la investigación en Santiago continua, no se han encontrado ni por debajo, ni por encima, de la capital chilena, edificaciones incas importantes, lo que confirmaría la breve permanencia y la poca edificación y obra monumental que tuvieron en los territorios Chiri (frío en quechua) australes del Tawantinsuyo.


Andeneria inca para agricultura (Perú).

Muro inca de piedra (Perú)

EL TAWANTINSUYO SUREÑO
Según los relatos de Garcilaso de la Vega, en su libro Comentarios reales de los Incas (para mí en lo particular una novela literaria y no histórica al 100%) el ejército del Inca de Túpac Yupanqui, se enfrentó a las tribus mapuches en feroz batalla, siendo el resultado desconocido pero, se sabe por los cronistas españoles Pedro Cieza de León y Cristóbal de Molina, que Túpac Yupanqui llegó más allá del rio Maule, demostrando que el resultado de la batalla contra a los mapuches le fue favorable.
El triunfo del joven Auqui le permitió avanzar más al sur, hasta la zona del Arauco, donde al parecer, las huestes incaicas fueron vencidas por las indomables y aguerridas tribus Picunches, Araucanos, así como, por el frío clima de esas latitudes.


Ejemplo: Tambo Inca en la costa de Perú.

Tupac Yupanqui derrotado, lavó sus pies en el rio Biobío, donde al ver lo pobre y frío del lugar, decidió marchar de regreso al norte, al fértil valle mapuche donde supuestamente fundaría un centro administrativo inca tributario, llamado Tambogrande, el cual sería habitado por indios locales y mitimaes traídos del Contisuyo, todos a cargo de un noble Apunchic llamado Quilicanta.

El Auqui inca Túpac Yupanqui  fijó el límite austral del vasto imperio del Tawantinsuyo, en el río Maule (Chile).

viernes, 28 de julio de 2017

ATAHUALPA: CAPTURA, ENTREGA DE RESCATE Y ASESINATO DEL SAPA INCA DEL TAWANTINSUYO

Tras la muerte del inca Huayna Cápac en 1525, sin haber nombrado a un sucesor, fue el motivo para que estallara una sangrienta guerra civil que dividió el Tawantinsuyo entre sus dos hijos, los auquis cusqueños, Atahualpa y Huáscar. Luego de una corta pero, cruenta guerra fráticida, Atahualpa derrotó y capturó a su hermano Huáscar en Andamarca (norte del Perú), convirtiéndose en el único sapa inca del Tawantinsuyo.



El victorioso Atahualpa, se encontraba en Caxamarca, cuándo recibió la noticia de la llegada de los extranjeros barbados que tanto intrigo a su padre Huayna Cápac años atrás; por tal motivo, decidió posponer su ingreso triunfal al Cusco, que ya se encontraba ocupado por su ejército al mando del general Quisquis y esperar a los extranjeros para averiguar sus intenciones.



Atahualpa envió como espía a su primo Apu, un noble de su familia, quien luego de observar y convivir con los invasores por un breve tiempo, le contaría acerca de sus costumbres, sus armas, los perros de guerra y ese extraño animal vegetariano más alto y fuerte que una llama, que sería muy útil para el imperio.

Atahualpa astutamente ideó un plan para capturar estas raras bestias y castigar al invasor. Planeó invitar a los extranjeros a Caxamarca, donde capturaría sus caballos y exterminaría a los invasores. Al aceptar la invitación, Pizarro y sus hombres marcharon a la ciudad de Caxamarca, a la cual ingresaron hallándola vacía y al poco tiempo rodeada de fogatas nocturnas y retumbar de tambores,  lo que anunciaban un inminente ataque.

El soberano inca llego al mediodía, confiado y sintiéndose todopoderoso, permitió ser acompañado solamente por cientos de músicos, danzantes, porteadores encargados de llevar el anda imperial y algunos de sus nobles familiares, dejando a su ejército fuera de la ciudad, muy a la distancia.
La plaza estaba en silencio, esto sorprendió al inca, pues esperaba encontrar a los extranjeros muertos de miedo, en cambio le salió al encuentro un sacerdote dominico, llamado Vicente de Valverde, quien con la ayuda de un intérprete, recitó versos y palabras, mostrándole la biblia al inca soberano, quien aburrido preguntó ¿de dónde sacaba tantas palabras que no comprendía?, al momento el sacerdote de Valverde le alcanzó una biblia, la cual el inca se llevó al oído, para luego arrojarla al suelo con desprecio, lo que aprovecho de Valverde para que, al grito de ¡Santiago a ellos!,  la caballería irrumpiera en la plaza atropellando a los indios y se dispararan cañonazos para provocar el espanto y realizar una gran carnicería.



Aprovechando el caos por lo ruidoso del ataque, la infantería al mando de Francisco Pizarro, liquidó con lanza y espada a todos los porteadores del anda real, capturando al noble inca Atahualpa. Dispersos los sirvientes del sapa inca por la fiereza del ataque de los hombre barbados, fueron perseguidos por un largo trecho hasta el campamento real, de donde se hicieron los españoles con un cuantioso y valioso botín.

Atahualpa ya prisionero de los españoles, ordeno la ejecución de su hermano Huáscar, para evitar que fuera rescatado y nombrado inca. Al  ver la ambición de los extranjeros por los metales preciosos, ofreció para recobrar su libertad, llenar un cuarto con oro y dos con plata, con la secreta intención de ganar tiempo y esperar un rescate por parte de sus valientes generales.
cuarto del rescate (Cajamarca - Perú)

"Llenaré de oro la habitación hasta donde alcance mi mano",
 Atahualpa, Cajamarca 1533.


Semanas después, con la llegada de Diego de Almagro y Hernando de Soto, la expedición invasora hispana duplico su fuerza. Durante meses Francisco Pizarro fue constantemente presionado por Diego de Almagro para que mate al inca, alegando que el cautivo, había ordenado secretamente reunir un gran ejército de indígenas para que lo rescaten.

Ante esto, Pizarro decidió sentenciar a muerte al inca bajo los cargos de idolatría, fratricidio, poligamia, incesto y por ocultar un cuantioso tesoro. El cura Vicente de Valverde le concedió una última opción: ser bautizado como cristiano para evitar arder en la hoguera. Al aceptarlo, bautizaron al inca con el nombre cristiano de Francisco y condenado a morir bajo la pena del garrote.
La noche del 26 de julio de 1533, Atahualpa fue ejecutado. La noticia de su muerte originó una gran anarquía en el imperio del Tawantinsuyo, muchas etnias dominadas por los incas se sublevaron, los curacas de las tribus Chachapoyas, Cañaris y Chancas visitaron a los barbados extranjeros, con quienes sellaron alianzas para derrotar las huestes del inca, con la intención de recuperar su autonomía.


Catedral de Santa Catalina, estilo Barroco construida en XVII.

El cuerpo de Atahualpa fue enterrado en la iglesia de Cajamarca pero, unos días después su cadáver desapareció misteriosamente; probablemente sus súbditos lo rescataron para momificarlo y enterrarlo junto con sus antepasados. Tras su muerte, muchos incas partidarios de Huáscar (como Manco Inca) se unieron a los españoles para derrotar a los demás partidarios de Atahualpa. 

Algunas etnias locales y los huilliches del sur de Chile, existe la creencia del Inkarri, o Rey Inca Atahualpa, que retornará un día e irá a ellos para gobernarlos con justicia y darles bienestar. 

martes, 18 de julio de 2017

30 AÑOS DEL HALLAZGO DEL SEÑOR DE SIPÁN: EL TUTANKAMON DE AMÉRICA

En el antiguo reino Mochica o también llamada Moche, se extendió por la costa norte del Perú, desde la región Piura hasta la región Ancash, durante el siglo I hasta el siglo VI d.c.  Es considerada como una de las culturas más representativas y admiradas del Perú antiguo, desde el punto de vista de su expresión artística. Los mochicas fueron grandes guerreros y arquitectos de su época; construyeron templos piramidales, palacios, fortificaciones, obras de irrigación y cementerios que testimonian su alto desarrollo artístico, tecnológico y compleja organización.




Durante el siglo III d.c.  los moches estuvieron gobernados por el Señor de Sipán, un gran sacerdote guerrero, cuya tumba y la de otros personajes importantes, fueron halladas en el complejo arqueológico denominada Huaca Rajada, a 35 Km al sureste de la ciudad de Chiclayo (Región Lambayeque) un 21 de julio de 1987 por el arqueólogo peruano Dr. Walter Alva.

El hallazgo de las tumbas reales del Señor de Sipán marcó un importante hito en la arqueología peruana y latinoamericana. El ataúd de madera, donde se encontraron los restos, reveló la magnificencia y majestuosidad del único gobernante y guerrero del antiguo Perú encontrado hasta la fecha, cuya vida transcurrió alrededor del año 260 de la era actual.





Alrededor de 700 objetos fueron recuperados en la tumba del Señor de Sipán, de los cuales sobresalen la vestimenta, la cual demuestra que el gobernante medía aproximadamente 1.67 m, los tres pares de orejeras de oro y turquesa o el collar formado por veinte frutos de maní, de los cuales diez están elaborados en plata y otros diez en oro, aludiendo a la dualidad presente en la cosmovisión mochica. 

Se trata de un símbolo religioso de los dioses principales, el Sol y la Luna, y hace referencia a la visualización de ambos dioses en el firmamento en un momento del día. Es decir, el perfecto equilibrio deseado, según la mitología mochica. Además el maní significaba el comienzo, el renacer.





Junto a los del Señor de Sipán se encontraron restos de ocho cuerpos,  tres mujeres, cuatro hombres y un niño. Se cree que las mujeres podrían haber sido concubinas, mientras que los hombres han sido interpretados como un jefe militar, un vigía y un soldado, este último con los pies amputados. Además, se hallaron restos de dos llamas y un perro.

Museo Tumbas Reales
Debido a la importancia del hallazgo, Walter Alva impulsó la construcción de un museo llamado Tumbas Reales de Sipán, que fue inaugurado en el año 2002. Está ubicado en Lambayeque, y se ha inspirado en las antiguas pirámides truncadas de la prehispánica Civilización Moche, (siglo I a VII d. C.). El museo custodia más de dos mil piezas de oro.


Hoy se conmemoran 30 años del descubrimiento de la tumba del Señor de Sipán, y por tan memorable acontecimiento, el arqueólogo Walter Alva, junto con el Ministro de Cultura, Salvador del Solar y autoridades locales, develaron el rostro reconstruido del gobernante mochica.




Ubicación
Tumbas Reales de Sipán se ubica en  la Av. Juan Pablo Vizcardo y Guzmán s/n Lambayeque, a 11 kilómetros al norte de la ciudad de Chiclayo. El horario de atención es de 09.00 a 17.00 horas.
Tarifas: 
Adultos : S/.10.0
Estudiantes de educación superior : S/.4.0

Estudiantes de educación escolar : S/.1.5